Y los Dioses llegaron de las estrellas...
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EL CASO DEL ASTRONAUTA SIN CABEZA
Así, con este título de "el caso del astronauta sin cabeza", el reciente y tristemente desaparecido paleoastronáuta Zecharia Sitchin, plasmaba en su libro Las Expediciones de Crónicas de la Tierra (edición en español, Ediciones Obelisco, S.L. – año 2.005) la extraña y rocambolesca historia de la Nave de Toprakkale. En dicha obra, el autor menciona las afirmaciones de la publicación alemana Magazín 2000 y como, poco tiempo después, otra publicación alemana, GRAL, profundizaba en el mismo caso arrojando nuevos datos y desmintiendo la procedencia del objeto como parte de una confiscación a un turista extranjero. Firmada por el Dr. Esin Eren, del Museo Arqueológico de Estambul, fue publicada una misiva suya en la que se afirmaba que el objeto en disputa era una figura muy ligera hecha de escayola y polvo de mármol, que un comerciante de antigüedades trató de vender al museo en el año 1.973, pero que cuando se dio cuenta que no era más que una falsificación, no pidió que se le devolviera, dejándola allí abandonada. El argumento era claro, saltaba a la vista, aquel objeto no podía ser auténtico porque sólo los tontos creen en astronautas en la antigüedad. ¿Por qué habían mentido inicialmente a los periodistas de Magazín 2000? ¿Qué garantías había ahora de que no lo estuvieran haciendo?
Foto tomada del libro de Zecharia Sitchin Las Expediciones de Crónicas de la Tierra. Tras un tira y afloja la fotografía fue realizada con la condición de que Sitchin (su rostro) no apareciese junto al objeto.
Todas estas noticias y el hecho de que el museo siguiese manteniendo este "objeto para tontos" en depósito, animó al propio Sitchin a visitar el museo en Estambul y ver con sus propios ojos la Nave de Toprakkale. Así, de esta manera, y no sin ciertas trabas y dificultades logró de la propia mano del director del museo, el Dr. Alpay Pasinli, apreciar y observar el objeto en sus manos. Tras el rápido análisis que Sitchin pudo hacer del objeto y del que incluso consiguió hacer alguna fotografía pese a la prohibición inicial, bajo la condición de no aparecer el propio Sitchin retratado junto a la Nave de Toprakkale, el Dr. Alpay Pasinli preguntó que qué le había parecido, a lo que Sitchin respondió:
"…Tiene el aspecto y da la sensación de estar hecho de algún material poroso, algún tipo de piedra de poco peso, pero no parece escayola. He estado buscando marcas de licuefacción, la costura ésa que aparece en la juntura de las dos mitades del molde, cuando se le quita; pero no hay costura alguna. Los surcos que se ven en el objeto forman parte del diseño. Si se hubiera hecho con escayola, y se hubiera pintado por fuera, se vería blanca la fractura donde estuvo la cabeza; sin embargo, ese color pardo amarillento lo cubre todo. Es el color natural de la piedra utilizada…".
Después de escuchar su exposición, el Dr. Alpay Pasinli preguntó de nuevo: "…¿Quiere decir usted que este objeto es auténtico?...".
A lo que ahora respondió Zecharia Sitchin: "…Ambos sabemos que sin saber cuándo, dónde y quién descubrió el objeto, cualquier objeto arqueológico, nadie podría dar fe de su autenticidad. Después de todo, podría ser una falsificación. Pero, ¿quién iba a falsificar un objeto volador que no se parece a nada de lo visto en tiempos modernos, ni en la realidad ni como juguete? Este objeto está por ahí desde la década de los setenta; ¿quién pudo tener un juguete de plástico que le sirviera como modelo entonces?...".
Pasado algún tiempo y buscando más información sobre tan sorprendente objeto, se puede comprobar la casi inexistente falta de noticias referentes a él. Sólo alguna mención no muy fiable sobre su hallazgo en las inmediaciones del Lago Van, próximo al mítico Monte Ararat, durante unas excavaciones en las ruinas de la antigua capital del Reino de Urartu, la ciudad de Tuspa, actualmente conocida como Toprakkale, y como no, también varias menciones en las que se aseguraba que la conocida como nave de Toprakkale no era más que una burda y simple falsificación, sin valor arqueológico alguno, un típico bulo o "hoax" de los que gusta seguir a charlatanes del mundillo de lo paranormal o a gente demasiado crédula. Ahora bien, no explicaban que pintaba tan burda y simple falsificación en un museo. ¿Se imaginan alguno de ustedes una reproducción a pequeña escala del portaaviones Nimitz en las salas del Antiguo Egipto del British Museum?
La Nave de Toprakkale. ¿Representa un cohete o nave espacial? Juzguen ustedes mismos.
La revista alemana Magazín 2000 publicaba en 1.994, que habían podido ver en persona la "Nave de Toprakkale", si bien ésta no se encontraba expuesta porque según palabras de los responsables del Museo Arqueológico de Estambul no reflejaba el estilo de la época en la cual se suponía había sido encontrada, y por tanto sólo cabía suponer que el objeto en cuestión no era más que el producto de algún bromista. Sorprendentemente, según confesaron a los periodistas alemanes estos mismos responsables, el objeto fue confiscado por la policía de aduanas turca a un turista que pretendía sacarlo del país y depositado posteriormente por las autoridades en el museo. Y digo bien sorprendentemente, porque según la ley, como es lógico, está terminantemente prohibido la exportación de antigüedades, con lo cual alguien tuvo que considerar una "antigüedad" la figura de un cohete espacial, y no sólo eso, sino que luego los mismos responsables del museo en vez de darle una patada o tirarlo a la basura lo aceptaron en depósito. ¿Entienden ustedes algo de todo esto? Pues imagínense la cara del turista al que le expropiaron la figurita de un cohete por atentar contra el patrimonio cultural de Turquía.
Constelación de Orión contemplada desde un "lateral" y por detrás. Vemos también a la Tierra inclinada y con su CINTURA señalando al CINTURÓN de Orión: de Cintura a Cinturón. | |
Egipto fue, es y será siempre fuente inagotable de sorpresas. Pero lo más asombroso es que sus conquistas intelectuales y sus logros tecnológicos no aparecieron por una evolución social, sino que de la noche a la mañana surgió de la nada una cultura sorprendente, en donde se desarrollaron técnicas tan asombrosas que posteriormente no pudieron igualarse. El conocimiento preciso de la astronomía, las obras de ingeniería para mover y colocar millones de grandes monolitos de piedra, los instrumentos de óptica y mensuración necesarias para ello y que nunca han aparecido, la forma de entender la farmacopea, la medicina y la biología, las herramientas para taladrar y cortar piedras de dureza extraordinaria… Todo ello se realizó en el Egipto temprano, por aquellos primeros colonos de las riberas del Nilo, con una precisión que luego fue olvidada. Parece que sus mayores logros tecnológicos provienen del periodo predinástico, como si la civilización faraónica fuese la heredera o bien de otra anterior cultura o bien de los argumentos recibidos por contacto directo con los mismos dioses. Y no unos dioses abstractos, sino de presencia tan evidente que no pueden obviarse a la hora de valorar los misterios de Egipto.
"Giza"
Las pirámides egipcias están en la forma exacta de la constelación de Orión (la luminancia reflejada en el tamaño de cada pirámide). Los ejes centrales (una vez escondidos y secretos) de la gran pirámide todos apuntan a Orión, Sirio, Draco, Leo. Usted podría pensar que la Esfinge tiene sólo unos 6000 años de antigüedad, pero no es así.
Los científicos saben ahora, según el uso físico de las rocas de miles de años de desgaste por lluvia, que tiene aproximadamente 12,500 años. (Estudios realizados por John Anthony West y el Prof. Robert Shock, de la Universidad de Boston).
Durante los últimos miles de años, Egipto ha estado SECO, así es que cómo es que las piedras se volvieron TAN extremadamente erosionadas por AGUA de LLUVIA? (no la corrosión del viento). Si nos remontamos al año 10,500A.C., tendremos las respuestas.
Si seguimos la precesión de la Tierra (el tambaleo lento de la Tierra durante los miles de años alrededor de la Estrella del Norte), notaremos que la Esfinge apunta directo hacia la constelación de Leo en el EQUINOCCIO de PRIMAVERA de cada año, hace unos 12,500 años (10,500 A.C.)
Estos sitios antiguos han sido reconstruidos MUCHAS veces, siguiendo el antiguo cianotipo (plan original) de los creadores de estos monumentos, así es que ellos son de hecho, MUY antiguos. Hoy, la Esfinge actualmente apunta a Tauro, el Toro, en cada equinoccio de primavera. Entonces, ¿por qué la Esfinge no es un toro? Porque muy probablemente fue construida en 10,500 A.C., y no hace solamente de 4 a 6000 años.
Manetón vivió en Sebenitos, una ciudad del delta del Nilo, y allí escribió una obra en tres volúmenes sobre la historia de Egipto. Había sido testigo directo del fin del reinado de los faraones, que había durado 3.000 años, y escribió su crónica de los dioses y de los reyes como conocedor de los hechos sucedidos.
El texto original de Manetón se ha perdido, pero el historiador Eusebio, obispo de Cesarea y uno de los primeros cronistas cristianos, decía que Manetón afirmaba que habían sido los dioses los que habían hecho aparecer ciertas criaturas de raza híbrida y monstruos de todo tipo: "Y se dijo que habían producido seres humanos de alas dobles; asimismo, otros con cuatro alas y cuatro rostros; y con un cuerpo y dos cabezas, hombre y mujer, macho y hembra en una misma criatura; aun otros seres humanos tenían patas de cabra y cuernos en la cabeza; otros eran caballos por detrás y hombres por delante; también se dijo que había toros con cabeza de hombre y perros de cuatro cuerpos a los que les salían las colas como colas de pez de la espalda; también caballos con cabeza de perro; (…) y otros monstruos, tales como todas las especies de seres semejantes a los dragones (…) y un gran número de criaturas maravillosas, de formas diversas y diferentes entre sí, cuyas imágenes dispusieron en fila una junto a otra en el templo de Belos y allí las conservaron". Parece que Manetón tenía razón en lo que se refiere a las imágenes, ya que en muchos museos modernos se exponen esculturas de seres híbridos. Por lo tanto, las leyendas judías y egipcias son algo más que puras fantasías. Y si estos monstruos no existieron, ¿cómo se les ocurrió simultáneamente a los autores de estos textos y de estas esculturas?
En el Génesis se describe en gran detalle la construcción del arca: «La longitud del arca será de 300 codos, su anchura de 50 codos y su altura de 30 codos.». Pero los relatos judíos son aún más precisos: "Ciento cincuenta cámaras será la longitud de su costado derecho, ciento cincuenta cámaras será también la longitud del izquierdo; treinta y tres cámaras será su anchura al frente, treinta y tres cámaras será también su anchura en la parte trasera. En el centro habrán diez habitaciones para los utensilios de cocina, y cinco almacenes a la izquierda; habrá cañerías para conducir el agua, que se puedan abrir y cerrar. El navío tendrá tres pisos de alto; tal como es el primer nivel, así serán también los niveles segundo y tercero; en el nivel inferior se alojará el ganado y los animales salvajes; en el nivel intermedio se albergarán las aves; el nivel superior es para los hombres y para las criaturas que se arrastran".
Se supone que después de sellado el interior del navío debía de estar muy oscuro. Pero al parecer no era así, porque «en el navío estaba suspendida una gran perla que relucía sobre todas las criaturas con el poder de su luz». ¡Realmente asombroso! Pero aún hay más: En el Libro de Mormón, que es la «Biblia» de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, se explica que este libro fue entregado por un ángel al fundador de la Iglesia Mormona, Joseph Smith (1805-1844). Según los mormones, este libro se conservó durante miles de años en forma de unas planchas de metal ocultas en el interior de una colina. Sólo gracias a dos piedras traductoras que se supone Joseph Smith recibió del ángel Moroni, pudo traducirlo al inglés. Las planchas cuentan la historia de los jareditas, un pueblo que abandonó su antigua patria en la época de la construcción de la torre de Babilonia y que atravesó los mares hasta América del Sur. Sus barcos eran «estancos como un barril, y cuando se cerraron las puertas también ellos quedaron estancos como un barril». Pero el interior de los navíos no estaba oscuro, pues el Señor entregó a los jareditas dieciséis piedras luminosas, dos para cada barco, y esas piedras arrojaron luz brillante durante toda la travesía, que duró 344 días. Aparentemente se trataba de la misma fuente misteriosa de luz que en el arca de Noé.
Si, como contaron a Herodoto los sacerdotes, Keops se hizo construir su tumba en la Gran Pirámide a la vez que cerró los templos, si por la Estela del Inventario sabernos que la Gran Pirámide era un templo dedicado a Isis, y si sabemos que el maestro de obras de Keops jalonó la Gran Galería con las estatuas de los antepasados de Keops, las piezas encajan al considerar que los tapones de granito y el canal abierto para introducirlos fue también obra del faraón Keops. ¿Pero, con que fin se pusieron dichos tapones? Evidentemente impiden subir por el canal ascendente hasta la Gran Galería, la Cámara de la Reina y la Cámara del Rey. Pero esta obra indica asimismo otro propósito más sutil. Si la tumba de Keops se situó por encima de los tapones, se superaba la cota de edificación de la pirámide sobre la meseta de Giza, porque con toda exactitud el lugar donde se produce esa intersección entre el canal descendente a la Cámara del Caos y el canal ascendente, marca el punto donde las primera hiladas de la pirámide empiezan su ascenso hasta la cúspide.
Los tapones de granito no sólo impedían el acceso a estancias superiores sino que, estando encajados, suministraban la mejor puerta para una cámara excavada no en la mampostería del monumento, sino en la propia meseta de Giza donde, precisamente, se abren numerosas cuevas naturales. Solo así tendría razón Herodoto al hablar de la tumba de Keops como de una cámara subterránea, bajo el suelo y no dentro de la pirámide. Se conoce como los túneles de prueba y consisten en dos pasadizos que reconstruyen milimétricamente la intersección de los canales descendente y ascendente de la Gran Pirámide.
Es de suponer que, antes de afrontar el reto del enterramiento del faraón, sus arquitectos probasen la angularidad de los pasajes de la Gran Pirámide. Allí los artesanos de Keops debieron diseñar los bocetos del enterramiento, las medidas del sarcófago y los elementos del ajuar funerario. De allí salé la idea de la posibilidad de aprovechar tan antiquísimo monumento, el templo de Isis. Y allí todavía quedan como pasajes que no van a ningún sitio, que no sirven para guardar nada, salvo para aclarar este gran suceso de la historia. Pero dichos túneles de prueba guardan un secreto más, ya que justo desde la intersección de ambos canales surge hacia arriba un tercer canal, una especie de chimenea que no se aprecia en la construcción original. Esta sección cuadrada de unos 30 centímetros de lado hace posible que desde dentro de los túneles se vea el cielo y todavía resulta más intrigante lo referido por Herodoto: Carece la pirámide de Kefrén de cámaras subterráneas; tampoco llega a ella el canal derivado del Nilo que alcanza a la de Keops, y corriendo por un acueducto allí construido, forma y baña una isla, dentro de la cual dicen que yace este rey. Y no es difícil imaginar que, si llovía en Giza y si canalizaban las aguas por el canal descendente, un simple acueducto podría llevar agua a la cámara construida por el faraón, sin necesidad de recurrir a las aguas del río.
A Herodoto le comentaron los sacerdotes que el tiempo transcurrido desde el comienzo de la civilización faraónica hasta aquellos días (490/431 a.C) era de, exactamente, 11.340 años. Estos once milenios son un periodo excesivamente largo como para ser admitido por los historiadores oficiales y nos sumerge en un momento oscuro de una Historia aún no reconocida ni escrita, en donde Egipto fue el escenario en donde, según afirma, habitaron los dioses. En su Historias, libro II, escribe: "…Aún no habían aparecido los dioses en el pasado de Egipto, pero el Sol se había levantado cuatro veces en el cielo desde puntos distintos del actual, y dos veces había salido por donde ahora se pone, y se había puesto por donde ahora sale…"
Este texto de Herodoto nos indica varias cosas. En primer lugar el desconcertante conocimiento de los sacerdotes egipcios sobre la existencia de los cuatro grandes cataclismos que ha sufrido nuestro planeta en los últimos 600.000 años y que han sido refrendados por los estudios del investigador Juan Bonet, recogidos en su libro "El Vuelco de la Tierra". El último de ellos, acontecido alrededor de hace 13000 años, produjo el fin de la Cuarta Glaciación y es el argumento que utilizan algunos autores para justificar el hundimiento de la Atlántida, la huída de sus últimos moradores y su nuevo establecimiento en el valle del Nilo en fechas aproximadas con el inicio de la cultura egipcia mencionada por los sacerdotes. Pero en segundo lugar Herodoto escribe que posteriormente a esos cataclismos, o sea, después de hace 12000 años, aparecen los dioses. Este relato ha despertado la curiosidad de muchos estudiosos que, simplificando, han tomado dos líneas de investigación para justificar de quién heredaron los egipcios su saber y parte de sus monumentos. Por un lado los seguidores de la teoría atlante y, por otro, los que promulgan la hipótesis de la llegada a nuestro planeta de seres provenientes del espacio. Estos últimos manifiestan que si la Atlántida hubiera tenido la tecnología suficiente, no tendrían que haber esperado 7000 años para que Egipto se desarrollara como conocemos. Por ello aseguran que la prácticamente instantánea aparición en Egipto de una cultura tecnológicamente anacrónica sólo pudo ser consecuencia de un contacto puntual con seres extraterrestres. Aunque, quizás, sólo considerando ambas hipótesis a la vez, podrían tener respuestas todas las preguntas planteadas.
El mestizaje cósmico-terrenal, recurrente en todos los textos sagrados de las principales religiones, tiene en Egipto toda suerte de connotaciones. Aparte de las leyendas y tradiciones, los monumentos que han quedado apuntan a una dirección del firmamento muy definida que señala el hipotético camino que recorrieron los viajeros extraterrestres en su venida.
Como es arriba es abajo
El hecho diferenciador de la religión egipcia con otras religiones es que podemos definirla como la única que conoce el lugar de dónde provienen sus dioses, así como el destino interestelar al que irán sus almas después de la muerte. Este dato resulta altamente importante porque cuando Jesucristo asciende a los cielos no señala a qué planeta, sistema solar o constelación se dirige. Cuando se reza el padrenuestro se dice que el Padre está en el cielo, pero sin precisar en cual de las millones de galaxias que existen. En cambio los egipcios lo tenían muy claro: su más allá estaba en la Duat, la porción de firmamento donde se encuentran las constelaciones de El Cazador (Orión) y El Perro (Can Mayor).
Toda la cultura egipcia se basó en el principio de "como es arriba es abajo", reflejado en el libro del dios Toth, foto Toht del que sólo quedan referencias, y que posiblemente, según algunos especialistas, fue la fuente de inspiración de La Tabla Esmeralda del mismo dios helenizado como Hermes Trimegistro. Pero este concepto no fue sólo virtual, sino que existen pistas suficientes como para considerar si todo lo desarrollado en el país del Nilo, incluso su propia orografía, serían la concreción en nuestro planeta de un diseño elaborado por aquellos dioses viajeros. Tanto las fotografías del África oriental, que pueden observarse en la página web de la NASA, así como los estudios de Andrew Tomas, permiten barajar la hipótesis de que el Nilo no es un río natural, sino que es un canal joven, realizado artificialmente para que el agua siguiera el curso actual. Dicha perturbación orográfica explicaría la desertización del Sahara, y las cuencas de los ríos que antaño recorrieron el centro del continente y que aparecen hoy completamente secos. Con esta obra de ingeniería habrían conseguido que el río reflejara en la tierra la vía láctea que recorre el cielo. Con este planteamiento, al quedar todas las estrellas que componen la Duat a un lado de la Vía Láctea, construyeron en la orilla occidental del Nilo las monumentales pirámides, que servirían para señalar en nuestro suelo la posición de las estrellas. Con ello las estrellas que componen la constelación de El Cazador quedaron representadas en Egipto, correspondiendo las tres estrellas del cinturón de Orión: Al Nitak, Al Nitam y Mintaka, con las tres grandes pirámides de la meseta de Giza, como desarrolló Robert Bauval en su conocida obra El Misterio de Orión.
Las pirámides de los dioses
El reflejo no quedó únicamente valorado en la representación monumental de los astros, sino que desde entonces se consideró a la orilla occidental del Nilo como el lugar de los antepasados, de la vida del más allá; mientras que la orilla oriental quedó reservada a las ceremonias relacionadas con esta existencia.
La tecnología aplicada en la desviación de las aguas para crear el cauce del actual Nilo no resulta de mayor envergadura que otros restos arqueológicos distribuidos a lo largo de Egipto cuyo origen está en entredicho. De ser los visitantes del espacio los autores de obras como las pirámides de Giza, la Esfinge y su templo, el Osirión
o el Serapeum, los egipcios tan sólo serían los propietarios en usufructo de un legado remoto. Sólo así se entiende que la meseta de Giza, el balcón natural y majestuoso del delta, fuese respetada durante las tres primeras dinastías. Ninguna tumba, templo o pirámide fue elevada en el lugar más prominente del bajo Nilo, para que los faraones Keops, Kefrén y Micerinos se encontraran con esa milla de oro completamente virgen para edificar sus monumentos. ¿No será más cierto que las pirámides de Giza ya estaban edificadas muchos miles de años antes y que estos faraones sólo fueran usurpadores? No hay que olvidar que en la estela del inventario, del Museo de El Cairo, Keops afirma que la gran pirámide, el templo de Isis, era un monumento de sus antepasados.
De ser esta hipótesis cierta en Egipto existirían dos tipos de pirámides, las anteriores a los faraones (usurpadas por la IV Dinastía) y las que construyeron los egipcios para intentar emular las construidas por los dioses. Imhotep, arquitecto del rey Zoser, construyó en Saqqara la primera pirámide "humana" siendo, como las otras 100 que se distribuyen a lo largo del bajo Egipto, una chapucera imitación de las primeras. Resulta que la evolución arquitectónica para construir pirámides no explica que 50 años antes de construir las pirámides de Giza los egipcios no sabían construir pirámides perfectas, y que 20 años después de la IV Dinastía se les olvidó, quedando los monumentos de Giza como una isla de anacrónica tecnología dentro de la cultura faraónica. A tal respecto conviene comparar las pirámides de la III Dinastía con las pirámides de V Dinastía, para comprobar que ambas tienen el mismo patrón de pirámides escalonadas, no ofreciendo problema de ingeniería alguno y correspondiéndose con las herramientas que encontramos del Imperio Antiguo en el Museo de El Cairo. Pero, ¿y las pirámides de Giza?. No existen en los museos máquinas que pudieran con la envergadura de su construcción. ¿Quién las construyó?
La tecnología se enfrenta a la Historia
Aseguran los estudiosos del mapa de Piri Reis foto piri reis que el dibujo de las tierras que representa se corresponden con la observación de nuestro planeta desde una altura de 10.000 metros en la vertical de El Cairo. Tan raro sería admitir esta aseveración como plantearse que las pirámides de Giza, Dashur y Abu Roash configuran en el desierto un mapa galáctico donde cada pirámide señala la posición de una estrella. Y sin embargo es verdad. Catorce millones de metros cúbicos de piedra, colocados para desarrollar ese increíble mapa, son una buena
pista a tener en cuenta para plantearse si unos seres provenientes del espacio tuvieran algo que ver con ello, porque, indudablemente, son muchos millones de bloques para una cultura de la Edad de Piedra que desconocían el hierro o la rueda. Esa visita y el contacto que tuvieron con los oriundos moradores de las riberas del Nilo, sirvió de trampolín para que una cultura de la Edad de Piedra se convirtiera de la noche a la mañana en la civilización más importante de la Antigüedad, cuyo conocimiento, heredado de esos dioses, todavía nos cuesta imaginar.
Un monumento controvertido que podría demostrar tanto la antigüedad de aquel período de contacto, como los artífices celestiales que la construyeron es la gran esfinge de Giza. Cuando todos hemos contemplado este monumento hemos podido apreciar lo que tantas veces vimos en documentales o libros: un enorme cuerpo de león tumbado conuna cabeza humana. Indudablemente la cabeza, de proporciones más pequeñas que el cuerpo, corresponde al tallado posterior de la cabeza original. Pero lo más interesante es la pista seguida por Robert Temple para valorar si, efectivamente, el cuerpo es el de un león, como todos suponemos por la gran cantidad de veces que lo hemos oído. Temple se pregunta dónde está el prominente pecho que los egipcios esculpían en todas las estatuas de leones. Tampoco aparecen las elevaciones del animal en los cuartos traseros, cuyas piernas dobladas debían sobresalir del cuerpo. También echa de menos el penacho de pelo del final de la cola. Es decir, para Temple el animal representado en la esfinge no es un león sino un perro, y que se corresponde con la representación egipcia del dios Anubis, el dios apropiado para vigilar y proteger la meseta. Este asunto no es baladí, ya que este simple cambio de conceptos nos invita de lleno a conocer a los verdaderos artífices originales de la obra.
Gran Esfinge de Giza.
Lo primero que sorprenderá al turista que acuda a admirar la Esfinge será su descomunal tamaño, que ha perdido gran parte de su tamaño original y que está esculpida en la roca viva, esa misma que forma la meseta de Giza y que sirve de base a las pirámides cercanas. No dejará de observar que desde la base de la Esfinge hasta la punta superior de su carcomida cabeza tiene la altura de un edificio de cinco pisos y que su longitud desde el extremo de las patas delanteras hasta lo que pudiera ser el comienzo del rabo, es igual a la anchura de un campo de fútbol.
Durante algún tiempo los egiptólogos creyeron erróneamente que fue Thutmoses IV el faraón que ordenó esculpir la Esfinge, todo porque apareció su sello real en la piedra. Pero se vino a descubrir más tarde que todo se remontaba a los tiempos en que, siendo un joven príncipe Thutmoses, fue a cazar al desierto y quedó tan agotado que se echó a dormir a la sombra de la Esfinge, totalmente cubierta por las arenas. Se le apareció en los sueños al cazador el dios Harmakhis y le suplicó quitar la arena que cubría la estatua. Prometía recompensarlo muy pronto. El príncipe obedeció. La recompensa consistió en que murió Thutmoses III y subió al trono su hijo Thutmoses VI. Y como este faraón era un hombre agradecido, rindió homenaje a la Esfinge esculpiendo su nombre en la piedra, para que a partir de entonces se relacionase a ambos.
De la esfinge de Giza, originalmente sólo sobresalía la cabeza.
Otra creencia que se vino por tierra fue la que tenía que ver con el sexo de la Esfinge. ¿Era de hombre o de mujer? No se pudo precisar tal cosa, en razón del mal estado de la cabeza, destrozada por culpa del viento del desierto, cargado de arena afilada como lija. Y también por culpa de los hombres. La historia nos informa que a comienzos del siglo pasado unos soldados turcos, los llamados mamelucos, se divirtieron utilizando la Esfinge como blanco para el tiro de cañón. Tan certera fue su puntería que su jefe, Mehemet Alí, los mandó degollar a todos en el momento de enterarse de la proeza.
Las características de la Esfinge son que carece de senos como otras esfinges de menor tamaño. Nadie puede afirmar que los tuviese alguna vez. Su rostro es irreconocible. Lo único que puede afirmarse es que es chato, de cuello regordete, anchos pómulos, tiene en la parte posterior de la cabeza un tocado faraónico y un cuerpo de leona.
En 1976, una sonda VIKING enviada a Marte, tomó la extraña fotografía de un enigmático rostro, tallado en la superficie de ese planeta. Al tiempo, un anuncio oficial afirmaba que el rostro no podría ser producida por una erosión casual. Duplicando sus mitades, aparecían alternativamente el rostro de un hombre primitivo y el de un felino. ¿Qué relación había entre esta figura y la milenaria esfinge?
La vinculación entre Egipto y el planeta rojo se manifiesta además con la importancia de ese color en la vida egipcia: Originalmente, las pirámides se encontraban pintadas de color rojizo, y el Libro de los muertos hacía alusión a Horus como… el retoño rojo. En sus frisos, solían pintar a los hombres de color rojo y a sus dioses… de VERDE. Color que habitualmente se le adjudica a los seres extraterrestres. Finalmente, la capital de Egipto, EL CAIRO, en idioma árabe significa… MARTE.
¿Fue realmente un éxodo Atlante, el origen de la civilización Egipcia? ¿O ambas culturas tienen un origen común… más allá de nuestra comprensión? El misterio que envuelve a esta enigmática civilización, aún es indescifrable.
La tribu de los dogones de Mali y los antiguos egipcios hablaban de unos dioses procedentes del sistema de Sirio, y los asirios y babilonios afirmaban que provenía de los cielos. Tanto los dogones como los babilonios abundaban sus informaciones con la afirmación de que la naturaleza de los viajeros era anfibia. Con este dato Robert Temple formuló una teoría interesante sobre la relación entre la Esfinge de Giza y el medio acuático de dichos seres.
En el interior de la meseta de Giza existen grandes cantidades de agua. Algunas tumbas profundas, como la llamada tumba de Osiris, cerca de la calzada de Kefrén, están anegadas. Ya Herodoto mencionó, hablando sobre la tumba de Keops, que "…las cámaras subterráneas en la colina sobre la que se encuentran las pirámides, pretendía el faraón que fuesen sepulcros para él mismo, y las cincundó de agua, practicando un canal desde el Nilo".
Temple baraja la posibilidad de que el promontorio formado por la
excavación de la Esfinge pudiera ser la colina de la que habla Herodoto, y que los huecos que se han descubierto bajo ella fuesen las cámaras subterráneas utilizadas por Keops para su descanso eterno. Actualmente, en obras para descubrir el malecón donde las barcas se estacionaban frente a la puerta del templo de la Esfinge, ha surgido agua, quedando dicho terreno inundado. Con todo ello Temple afirma que el foso que rodea al monumento estuvo antiguamente relleno de agua (lo que habría producido la erosión de la roca) así como las cámaras de su subsuelo, lo que configuraba un excelente habitáculo para seres anfibios y un terreno prohibido para los saqueadores de tumbas desprovistos de escafandras…
Los inmigrantes de Sirio
El astroarqueólogo ruso Vladimir Rubtsov afirmaba que la palabra con la
Las tradiciones culturales de las tribus que pueblan el valle del Niger, especialmente la tribu de los dogones de Mali, nos cuentan leyendas sobre astronautas que en el pasado remoto llegaron de Sirio. Su dato diferenciador es que incluidos en esos mitos se esconden asombrosos datos astronómicos de sorprendente veracidad. Los dogones, así como los egipcios, conocían que el Sirio era un sistema triple formado por tres estrellas, y que Sirio B orbita alrededor de Sirio A en un movimiento que dura 50 años. La precisión de esta afirmación, corroborada por la ciencia astronómica, no tiene explicación racional. Y sorprende más aún cuando los dogones afirman que ese conocimiento fue transmitido hacía miles de años por los dioses instructores que llegaron a nuestro planeta.
Fue en 1931 cuando el antropólogo francés Marcel Griaule visitó por primera vez a esta tribu, recogiendo y publicando todas las informaciones
que le suministraron. Porque no sólo conocían, desde hace milenios, perfectamente el sistema de Sirio, sino que tenían constancia asimismo los anillos de Saturno o las cuatro lunas galileas de Júpiter, y todos ellos astros no visibles al ojo humano sin la utilización de telescopios. Por aquella época nuestra astronomía desconocía que Sirio fuese un sistema triple, ya que fue tan sólo en 1995 cuando los astrónomos franceses Daniel Benest y J.L. Duvent publicaron en la revista Astronomy and Astrophysics el descubrimiento de Sirio C por una perturbación observada en las órbitas de Sirio A y B.
Robert Temple un lingüista norteamericano miembro de la Royal Astronomical Society británica y afincado en Londres, publicó un osado libro que tituló El Misterio de Sirio, en el que aventuró que Nommo fue un extraterrestre que dejó en la Tierra, hace entre siete y diez mil años, toda clase de pistas sobre su origen estelar. "Cualquier otra interpretación de las citadas pruebas no tendría sentido, concluyó Temple.
Este conocimiento se ampliaba a otras tribus vecinas como los Bambara, los Bozo de Segu y los Miniaka de Kutiala, que compartían iguales informaciones sobre Sirio, que además conformaban la esencia de su cultura y que incorporaban a sus rituales religiosos más solemnes. En el año 1970 Cenevieve Calame-Griaule publicó en un libro titulado Génesis Negro, en donde ampliaba los datos que los dogones suministraron a su padre. Explicaba que los dogones creían en un dios creador del Universo al que llaman Amma, que envió a la Tierra a un dios menor conocido por el nombre de Nommo, provisto de semillas y todo el arsenal necesario para general vida. De sus acciones provienen los animales y las plantas, así como la primera pareja de humanos, que tuvieron 8 hijos que llegaron a tener edades increíbles.
Y los astronautas se convirtieron en dioses
El jeroglífico con que los egipcios representaban al dios Osiris era un ojo, lo que guarda una sorprendente similitud con el concepto que tenía los bozos de Mali con sirio B, a la que denominaban "la estrella del ojo". Asimismo la misma tribu describen a Sirio A como "la estrella sentada", cuando en Egipto el asiento o trono es el símbolo de la diosa Isis.
Los antiguos egipcios tenían como columna vertebral de su cosmogonía el matrimonio sagrado en Isis y Osiris, quienes representaban las constelaciones de Sirio y de Orión, que se mueven conjuntas en el firmamento y conforman la Duat. De igual forma hacen corresponder a Isis con la estrella más brillante del firmamento, Sirio A. Y a la diosa Neftis con sirio B, "la oscura compañera que describía un círculo (órbita) alrededor de Isis.
Según Plutarco el dios Anubis nació de Neftis, aunque fue Isis la gran madre, diciendo: "Por Anubis entienden el círculo horizontal que separa la parte invisible del mundo, a la que llaman Neftis, de la visible, a la que denominan Isis, y como este círculo toca tanto los confines de la luz como los de la oscuridad, se puede considerar común a ambas; a partir de esta circunstancia surgió el parecido que imaginan entre Anubis y el Perro, habiendo observado de este animal que está vigilante tanto de día como de noche". Es por ello por lo que Robert Temple, en su obra "El Misterio de Sirio", afirma que Anubis pudiera detentar el concepto orbital de ambas estrellas, Sirio A y Sirio B. A Isis le correspondería la descripción de "los confines de la luz" y "lo visible", mientras que su hermana Neftis sería "los confines de la oscuridad" y "lo invisible", ya que Sirio B es oscura e invisible. Por ello Anubis es considerado por el autor como el círculo horizontal que las divide, la órbita de la estrella oscura alrededor de la estrella brillante. De esta relación surge el simbolismo con el perro, con el sistema de órbitas que conforman las estrellas de Sirio. Como el nombre de la constelación es Can Mayor, se conoció al dios con el nombre de "Canícula".
Otra diosa del panteón Sothico (Sirio-Isis) es Anukis, quien navega en la misma nave celestial junto a Isis, Neftis y Satis (Sirio A, B y C) en los relieves y pinturas egipcios. una diosa compañera que, junto con la diosa Satis, navega en la misma nave celestial que Isis en las pinturas egipcias. Anukis es representada portando en sus brazos dos jarrones con los cuales vierte agua. Los antiguos egipcios situaban su "domicilio" en Aswán, en donde para ellos surgían las aguas del Nilo y se desbordaban hacia Nubia por un lado y hacia el Mediterráneo por otro. Efectivamente, los remolinos en las aguas producidos por los rápidos y las cataratas, parecían indicar el brote continuo de agua que asociaban a los cántaros de Anukis. Para Temple la diosa estaba relacionada con dos planetas que poseían agua y orbitaban alrededor de Sirio.
La correlación fonético de los dioses también nos da una pista de su común origen. Anu es el dios del cielo en Sumeria. En idioma sánscrito anupa significa "un país acuoso". Alexander Heidel escribe en The Babylonian Genesis que los dioses Enlil y Anu eran representados como chacales, cuando el símbolo egipcio de Anpu (Anubis) era el chacal y que Anu está relacionado con el sistema de Sirio. Anu, asimismo, es el dios mayor de las deidades guardianas conocidas como los Anunnakis. Resulta muy evidente la raíz sumeria Anu en las egipcias Anubis y Anukis, implicadas con los estrellas de Sirio.
En Sumeria el vocablo "an" se correspondía con el cielo, y Anu es el dios del cielo, que en Egipto tuvo su correlación con Nut. Wallis Budge declara: "Es sorprendente, por tanto, encontrar tanta similitud entre los dioses primigenios de Sumerio y los de Egipto. Es imposible suponer que los escribas de Asurbanipal copiaron el sistema de Egipto, o que los literatos de la época de Seti I tomaron las ideas de los hombres ilustrados de Babilonia o Asiria. Por tanto, eso nos conduce a la conclusión de que tanto los sumerios como los primeros egipcios adoptaron a sus dioses primigenios a partir de alguna fuente común pero sumamente antigua. Hay demasiada similitud entre ambos grupos de dioses para ser accidental".
¿Extraterrestres en Egipto?
Admitir la teoría extraterrestre para explicar los anacrónicos logros de arquitectura e ingeniería que encontramos en Egipto obliga a pensar en los viajes interestelares. Para ello aquellos seres deberían dominar la tecnología criogénica, o alguna técnica similar para quedar en animación suspendida durante los largos periodos de viaje. Resulta muy sugerente comparar la operativa actual para efectuar una crionización a los rituales ejercitados por los antiguos egipcios en sus ceremonias de momificación. La extracción de órganos para dejarse depositados en recipientes externos (a diferencia de otro tipo de momificaciones realizadas por otras culturas), el dejar el cuerpo sin los fluidos fundamentales, la conservación de las partes blandas mediante las sales… Indudablemente el cuerpo de Ramsés II, acartonado en el Museo de El Cairo, nunca volverá a la vida, pero ¿su momificación no era la imitación de otras técnicas más efectivas y de las que tenían referencia por parte de los dioses?.
Narran todas las culturas que los dioses llegados de las estrellas ascendieron a los cielos. Pero, en el caso de haber existido aquellos exploradores que llegaron a Egipto, nadie puede afirmar que regresaran de nuevo a Sirio. Algunos investigadores, entre los que se encuentra Robert Temple, baraja la posibilidad, al dominar las técnicas de animación suspendida, foto cuerpos suspendidos pudieran haber quedado o bien en algún lugar de nuestro planeta (¿alguna cámara secreta aún no descubierta en la Gran Pirámide, según narran las leyendas árabes?) o bien en algún tipo de nave nodriza en nuestro propio sistema solar, dormidos o despertándose paulatinamente.
En las tradiciones de los dogones, recogemos el dato de que la nave que aterrizó en la Tierra y portaba a los nomos era ardiente y rugiente, pero que una nueva estrella pudo divisarse en el cielo mientras ellos estaban aquí, lo que nos lleva a pensar en esa nave nodriza. Los dogones la tienen representada en tres dibujos donde se aprecia de diferente tamaño, como si tuviera la facultad de contraerse o expandirse a voluntad. La llamaban "la estrella de la décima luna". Robert Temple se fijó en un hecho singular: la décima luna principal de Saturno, llamada Febe, es anómala en el sistema solar y mantiene una órbita retrógrada alrededor del planeta, radicalmente opuesta a la de todas las demás lunas de Saturno.
Los dogones afirmaban que los nomos regresarían a nuestro planeta y que, cuando lo hagan, conmemorarán ese día como "el día del pez". Aseguran asimismo que la primera pista que anuncia su regreso será la aparición en el firmamento de una nueva estrella, a la que llaman "estrella de la décima luna".
¿Representan las 3 pirámides de Giza las 3 estrellas de Sirio?
Resulta sugerente la idea de que las tres pirámides de la meseta de Giza, aparte de representar las tres estrellas del cinturón de Orion (Osiris) representen asimismo las tres estrellas del sistema de Sirio (Isis). La pirámide atribuida al faraón Keops, la más grande, estaba relacionada con Isis, Sirio A, según podemos constatar en la llamada Estela del Inventario. La estrella Sirio A es blanca brillante, con una temperatura superficial de alrededor de 10.000 grados centígrados. Curiosamente la Gran Pirámide poseía un revestimiento muy pulido de fina caliza de la cantera de Tura. Se tiene constancia, por análisis efectuados por André Pochan y W.M. Flinders Petrie, que dicho revestimiento estuve pintado con una leve solución a base de óxido de hierro para potenciar su luminosidad ligeramente dorada. Por ello, al igual que la estrella Sirio A, la pirámide podía verse, cuando los rayos de sol incidían sobre ella, desde una distancia de 80 kilómetros, sirviendo de faro a las caravanas de peregrinos que se acercaban a ella para su adoración como templo solar.
Sirio B es actualmente una enana blanca, aunque anteriormente debía de haber sido una gigante roja. En la meseta de Giza estaría representada en la pirámide atribuída a Kefrén, cuyo revestimiento superior era de color blanco, similar a la Gran Pirámide, pero que en la parte inferior está compuesto por bloques de granito rojo, por lo que la pirámide tenía dos colores, rojo y blanco, posiblemente para significar que la estrella cambió del rojo al blanco.
Los astrónomos Daniel Benest y J.L. Duvent, descubridores en 1995 de Sirio C, la definieron como enana roja o, incluso, una enana marrón. Sorprendentemente la pirámide de Micerinos, que podría representar a Sirio C, estuvo completamente revestida de granito rojo de Aswán.
De ser cierta esta hipótesis, si las tres pirámides de la meseta de Giza representan a las tres estrellas del sistema de Sirio, tendríamos que evaluar si las llamadas pirámides "satélites" se debieran corresponder con posibles planetas que giran alrededor de ellas. Sirio A tendría 3, Sirio B tendría 1 y Sirio C tendría 3. Obviamente nuestra tecnología astronómica no llega a evaluar los posibles planetas orbitales de las estrellas de Sirio, aunque tampoco, hasta hace muy pocos años, se conocían las propias estrellas de la constelación.
¿ERA LA GRAN PIRÁMIDE UN REACTOR TERMONUCLEAR?
Es difícil encontrar sobre la faz de la Tierra un monumento que concentre en torno a él tantas incógnitas. Ya los viajeros de la época clásica se confesaban incapaces de interpretar la escritura grabada en la Gran Pirámide. El correr de los siglos no hizo más que incrementar los intentos por descifrar sus enigmas: quién la levantó y con qué finalidad, si fue o no una tumba, si sus aristas apuntaban a una determinada constelación planetaria… Las últimas investigaciones señalan que fue construida mediante una tecnología inimaginable hoy en día. Sus muros se trazaron de forma que ninguna fisura pudiera dejar escapar nada al exterior. ¿Qué experimentos se realizaron allí?. Según diferentes investigadores, en la Gran pirámide se trabajaba con energía nuclear y se utilizaba para ello un complejo sistema de canales de ventilación que servirían para evacuar la presión y evitar una explosión en cadena. La energía producida podría servir como combustible para determinado tipo de naves. Por otra parte, las medidas de otro de los enigmas más inquietantes de la historia, el Arca de la Alianza, construida por Moisés siguiendo las indicaciones de Yahvéh y muy parecida a otro tipo de arcas egipcias, encajan con asombrosa exactitud en el tanque de granito de la Cámara del Rey. ¿Tecnología nuclear en el Egipto predinástico? ¿Cómo y para qué?
Gran Pirámide de Giza
AFRONTANDO EL DESAFÍO
La Gran Pirámide alberga el legado de antiguos conocimientos que se desarrollaron en las riberas del Nilo mucho antes de la existencia del propio Egipto. Como en ningún otro lugar del planeta, los hombres, generación tras generación, han buscado allí tesoros materiales o intelectuales, afrontando un desafío descomunal: descubrir el propósito del arquitecto de la Gran Pirámide; todo esto a pesar de que los arqueólogos menos imaginativos han clasificado el monumento como una tumba y nada más.
En la meseta de Giza, entre un paisaje monocromático de tonos ocres, emergiendo de la arena del desierto, se levantan orgullosos casi tres millones de bloques de piedra que pesan cada uno entre dos y sesenta toneladas. Y pese a tan colosales proporciones, sus errores de nivel, angulación, orientación y simetría se cuentan sólo por milímetros. Para los historiadores griegos y romanos, y también para la arqueología oficial, fue una ostentación de locura y riqueza realizada sin máquinas, por medio de la fuerza bruta, y su perfecto acabado se logró por mera casualidad, aduciendo para ello que la ciencia matemática se inició en Grecia, mientras que en Egipto sólo existía una geometría incipiente comparable a un nivel de enseñanza primaria.
UNA ESCRITURA DESCONOCIDA
El interior de la pirámide parece encontrarse en el mismo estado en que lo hallaron los árabes en e laño 820. Aunque el cofre de granito rojo es su único elemento decorativo, la ausencia de ornamentos no hace sino engrandecer su interior. Nada queda de todo lo que pudieran haber contenido la Cámara del Rey, la de la Reina y la del Caos. Uniendo las tres, hay canales diminutos de significado ignoto, pasajes estrechos que humillan más que dignifican al hombre que los recorre. La Gran Galería, impresionante de tamaño, empequeñece el orgullo cuando uno se enfrenta a lo solemne en la más absoluta soledad. Cuarenta y seis interminables metros de muros, perfectamente paralelos, constituyen la obra magna de la ingeniería pétrea. Todo un entramado que no guarda ni un solo jeroglífico, ni una sola inscripción, ni el más mínimo relieve realizado por la mano de los constructores en ninguno de los 2.800.000 bloques de piedra, en los casi tres millones de metros cúbicos de roca, en los siete millones de toneladas de piedra erigidos como homenaje a la mística, a la ciencia o a la locura.Sin embargo, Abd-al-Latif, historiador árabe del siglo XIII, dijo que en los bloques de revestimiento estuvieron grabados, con caracteres ininteligibles, un gran número de inscripciones. Herodoto, quien contempló la pirámide hacia el año 440 a.C., comenta los mismos signos, cuya interpretación era para él tan desconocida como para el guía que le acompañaba. Y resulta raro que el significado de las inscripciones fuese un misterio, pues en la época de Herodoto aún se traducían jeroglíficos, como pudo comprobar ese historiador cuando se introdujo en los ritos isíacos de la mano de los sacerdotes de Sais, quienes dominaban los caracteres escritos del Egipto milenario, como demuestra la piedra Roseta, escrita en hierático, demótico y griego. Por tanto, la escritura que recubría los bloques de revestimiento de la Gran Pirámide era desconocida para los egipcios.
EL TEMPLO DE ISIS
Una antigua inscripción jeroglífica denominada «La Estela del Inventario» narra cómo la Gran Pirámide estaba ya edificada en tiempo de Keops y era llamada «Templo de Isis». Los grandes dignatarios extranjeros visitaban el «monumento de los antepasados». La idea generalizada de que la Gran Pirámide es la tumba de Keops puede ser cierta, ya que la misma estela cuenta que el faraón se hizo enterrar junto a ella o dentro de ella. Además, existen pruebas que avalan la teoría de que el monumento fue habilitado por Keops con fines propios. A este respecto, hay que tener en cuenta algunas consideraciones. En primer lugar, se aprecian en la pirámide las manos de dos maestros de obras: uno de ellos, el arquitecto original, que trabajaba a la milésima de milímetro; el otro, menos minucioso, ha dejado su impronta en lo que bien pudiéramos considerar los trabajos de Keops dentro de la pirámide. Entre sus obras se encuentran las 28 entalladuras que recorren la Gran Galería, realizadas de un modo imperfecto, con prisas, apartándose de la meticulosidad con que está construido el monumento. Este número de entalladuras ha despertado la atención de los egiptólogos, ya que Keops era, precisamente, el vigesimoctavo rey después de Menes, según la correlación de dinastías de Manetón. Se desprende de ello que la Gran Galería sería un homenaje a los antepasados del faraón.
Este argumento está avalado por dos antiguos autores árabes. Abu Ya'kub escribió que «allí se encuentran pinturas y estatuas yacentes o de pie y otras muchas cosas, de las que no se conoce el significado». Ibrahim Uasif Sha relató que en la pirámide oriental se habían guardado las estatuas de los abuelos de Keops. Las huellas de martillos a todo lo largo de la Gran Galería y situadas sobre el tercer saledizo pueden cubrir alguna antigua inscripción o los nombres de reyes pasados.
Quizás fuese éste el motivo por el que el faraón Keops fue odiado por su pueblo -según narraron a Herodoto- por haber utilizado este antiguo «Templo de lsis» como lugar donde construir su tumba. En dinastías posteriores, posiblemente durante la VI, la Gran Pirámide fue saqueada por un pueblo dirigido por los sacerdotes, que destruyeron todo lo que Keops hizo en el interior del monumento, intentando incluso que su nombre desapareciera de los anales del imperio. Por eso el faraón resulta para la arqueología un perfecto desconocido, del que sólo ha subsistido una pequeña estatua de nueve centímetros de alto que se conserva en el Museo de El Cairo. La Gran Pirámide quedó destripada y desierta durante más de 2.000 años, hasta el advenimiento de Ramsés II. Una inscripción grabada en la roca, frente a la cara norte de la pirámide de Kefrén, nos dice que el Superintendente de los Trabajos, Mai, «Grande del Templo de Maat», y el Intendente de los Trabajos del Templo de Amón en Tebas, Seanj-Pa, trabajaron en la reparación de las dos grandes pirámides de Giza. Bajo la inscripción se encuentra el mismo signo misterioso que se puede observar en el techo de la Cámara del Caos. Es decir, que en tiempos de Ramsés II se emprendieron trabajos en la Gran Pirámide con objeto de poner a punto su interior y de seguir celebrando allí las iniciaciones isíacas.
Ramsés II reestableció un colegio de sacerdotes destinado a las tres pirámides, haciendo que recobraran su papel de templo solar. Así parece indicarlo la inscripción descubierta por Reisner en la mastaba de Pen Meruu, en Giza, que utiliza el determinativo de los templos solares para referirse a la Gran Pirámide. Los autores árabes relatan las peregrinaciones que llegaban hasta la meseta de Giza desde todos los países de la Tierra, en especial desde la Arabia Yemení, ya que los sabeos eran adoradores del Sol. Los sacerdotes de Ramsés II limpiaron todas las estancias destruidas en anteriores expoliaciones. La Gran Pirámide debió conservarse intacta hasta los siglos XII o XIII. Por aquel tiempo se sucedieron en Egipto enormes terremotos que asolaron el país. Los árabes construyeron su nueva capital, Al Kaherah, que significa «La Victoriosa». Durante muchos años, se fue retirando el revestimiento que cubría la pirámide. La noticia de la ausencia de tesoros se extendió entre los expoliadores y la Gran Pirámide quedó abandonada. Las expoliaciones del revestimiento de los siglos XII y XIII y la arena del desierto acumularon grandes montañas de escombros de más de treinta metros. Fue en el Renacimiento cuando se avivó el interés por la ciencia y las cámaras y pasadizos fueron limpiados. La Gran Pirámide empezó a mostrar sus misterios.
¿QUIÉN LEVANTÓ LA GRAN PIRÁMIDE?
Los viajeros de la época clásica ya manifestaron su sorpresa ante la ausencia total de dispositivos tecnológicos relacionados con la construcción de las pirámides. La arqueología, desconocedora a veces de la física, la geometría o las matemáticas, ha intentado, con poco acierto, explicar los cómos y los porqués de tan ciclópea construcción. Y desde que en el siglo XIX se descubrieran las relaciones de la Gran Pirámide con los números Pi y Fi se inició una frenética carrera hacia la interpretación de sus medidas, dando como resultado las más insólitas explicaciones. En pulgadas, en yardas, en metros, en litros o en varas, las mediciones conducían a la explicación del presente, del pasado y del futuro, no faltando quien achacaba a errores de construcción los datos que fallaban en su teoría. Otros, incluso, no dudaron en limar alguna arista para que sus elucubraciones resultasen refrendadas con mayor precisión.
Entre la fantasía y la realidad, muchos autores crearon escuela. Fueron tratados como auténticos iluminados, pues pretendieron haber accedido a los secretos herméticos y hasta divinos que encerraría esta «biblia de piedra». Otros les tacharon, simplemente, de majaderos. Y todo este asunto es de lamentar, especialmente porque pueden hacer dudar, o provocar el descrédito, sobre teorías infinitamente más serias acerca de uno de los mayores misterios del pasado.
El pensamiento científico adquiere formas ajenas a la lógica e, inclusive, contrarias al sentido común. La ausencia total de referencias a la ciencia y la tecnología en las excavaciones, inscripciones y textos egipcios ha sido interpretada como prueba de que aquel pueblo no poseyó ningún género de tecnología y vivió en una ignorancia científica total. Y es una conclusión obligada si se tiene en cuenta que la primera rueda encontrada pertenece a la XII dinastía, la primera plomada a la XVIII, los primeros textos astronómicos aparecen en sarcófagos de la XI dinastía, el Papiro Rhind, de la dinastía XIII, tiene un nivel científico correspondiente a la escuela elemental y los primeros cuchillos de hierro corresponden a la XXVI dinastía.
En términos concretos, la documentación arqueológica nos muestra una civilización que avanzaba dificultosamente por el camino de la ciencia y que al cabo de 3.000 años de evolución todavía necesitaba importar de Grecia los pocos conocimientos que llegó a poseer Si admitimos que la Gran Pirámide no pudo ser construida por los egipcios de la IV dinastía, nos tenemos que plantear entonces otro tipo de hipótesis que puedan explicar la tecnología empleada y el uso que se le dio a la misma.
UN RECINTO HERMÉTICAMENTE CERRADO
Están contabilizadas más de cien pirámides a lo larga del Nilo, situadas siempre en su ribera occidental, pero una destaca por tamaño, proporciones, conservación y perfección. Es la Gran Pirámide, la única gran maravilla del mundo antiguo que se conserva.
Con las 114 pirámides censadas en Egipto se pueden hacer dos grupos: las cinco de la IV Dinastía (tres en Giza y dos en Dashur) y todas las demás. Estas 109 pirámides restantes no ofrecen problemas tecnológicos y no cabe duda de que fueron erigidas por la cultura faraónica, ansiosa de emular a las otras cinco, las que se encontraron los primeros egipcios que llegaron a las riberas del Nilo.
Las cinco pirámides atribuidas a Snefru, Keops, Kefrén y Micerinos no sólo hay que separarlas del conjunto a causa de su envergadura y perfección, sino también porque no contienen en su interior la más leve pista de cuándo fueron edificadas, ni por quién, ni con qué motivos. Por el contrario, todas las demás pirámides e incluso las tumbas de la IV Dinastía están repletas de jeroglíficos, esculturas y relieves que hacen fácil su datación. Y si ello es así, también su utilidad puede ser diferente. Se han barajado teorías para todos los gustos, según la particular visión de cada investigador. Como posibles funciones de las pirámides estarían el de servir como antenas emisoras-receptoras, como hitos geodésicos, como almanaque de tiempos pasados y futuros, como templo de iniciación, como archivo de conocimientos de civilizaciones desaparecidas o como observatorio astronómico. Tal vez no sean nada de ello, o quizás sean todo eso a la vez. Pero hay más, porque si convenimos en que la Gran Pirámide no fue edificada por los egipcios, tendríamos que considerar a los constructores como poseedores de una tecnología desconocida incluso en nuestra moderna era espacial.
Uno de los problemas que plantea la Gran Pirámide es el hecho de que vulnera el principio de economía en cuanto al trabajo empleado. Esto se comprende fácilmente observando nuestro alrededor. Nuestra actual industria es capaz de realizar losas anguladas perfectas y nuestros albañiles están capacitados para unirlas en íntimo contacto, pero el principio de economía señala que tal alarde sería una completa tontería, ya que multiplicaría por diez las horas trabajadas, con el consiguiente aumento de tiempo y dinero invertidos. Por tanto, el resultado es el que podemos ver, por ejemplo, en todos nuestros modernos cuartos de baño: después de alicatada la pared se aprecia que entre azulejo y azulejo hay a veces una separación de hasta, varios milímetros, que luego se tapa con una lechada de cemento que simula una junta perfecta. Es decir, poseemos una técnica que nos permite rozar la perfección, pero no interesa emplearla. Distinto es que se revista con cerámica una nave espacial; entonces sí es necesario el íntimo contacto de las piezas para evitar el calor producido por el rozamiento cuando la nave choca contra la atmósfera. En la Gran Pirámide trabajaron sin que importara el principio de economía. y, además, sin motivo aparente, ya que para una tumba no hacía falta tal derroche de técnica. La única respuesta coherente es que si en las juntas de los bloques de revestimiento de los corredores y de las cámaras no cabe ni el filo de una cuchilla de afeitar, es porque el constructor necesitaba que el conjunto fuera hermético.
TECNOLOGÍA DE ALTA PRECISIÓN
Los pocos bloques de revestimiento que aún se encuentran en la cara norte delatan su estampa inicial. Hoy sólo quedan en su lugar tres o cuatro. En su origen tuvo 27.000, perfectamente encajados y pulidos. Como realización tecnológica de alta precisión no existe nada en el mundo entero que iguale este revestimiento calcáreo. La tarea parece imposible. No existen sobre el pavimento huellas de arrastre, ni tampoco puntos de engarce para grúas o cuerdas. Además, para mayor asombro, colocaron en las juntas yeso de rápido fraguado, que obligaba a colocar el bloque al primer intento, sin posibilidad de efectuar posteriores movimientos.
En la actualidad, para las mejores «escuadras normalizadas» por la industria moderna, norma DIN875, se admiten errores de más o menos 0,03 mm por metro, cantidad algo superior a los errores de angulación y paralelismo de la obra egipcia. Como los mejores instrumentos no ópticos miden con errores de más de 300″, se demuestra que los egipcios debieron poseer instrumentos ópticos y, además, de alta precisión, ya que el anteojo de autocolimación corriente, por ejemplo, da errores del orden de los 5″.
La construcción de cada uno de los bloques de revestimiento, de 20 metros cuadrados de superficie, es una tarea equivalente al pulido del espejo del telescopio de Monte Palomar. Para comprender la magnitud de la obra egipcia bastará observar que SE fabricaron 27 000 de estos bloques. Lograron, hace miles de años, producir en masa lo que la industria moderna sólo produce a escala artesanal.
La agrimensura moderna, conducida por teodolitos, cronómetros y tablas astronómicas, admite para el cierre de polígonos un error del 0,3 %, que corresponde a un error de 10′ traducido en error angular Ningún procedimiento propuesto ha logrado explicar cómo consiguieron los egipcios tal exactitud. La pirámide de Kefrén tiene el mismo error de orientación que la Gran Pirámide, es decir, 5′ 31″. Y cabe preguntarse por qué orientaron a ambas con la misma desviación, cosa no imputable a la casualidad, Los antiguos egipcios tuvieron el equipamiento necesario para edificar una base de 53.000 metros cuadrados con una orientación de 0° 0′ 0″.
Es evidente, entonces, la completa disociación entre una ciencia avanzada y lo que aparece en sus pinturas y escritos. La diferencia entre el análisis arqueológico y el análisis tecnológico llega al extremo de mostrarnos dos mundos heterogéneos que marchar en sentido inverso: uno que aprende con lentitud otro que olvida rápidamente. Lo que supuestamente surge en los inicios de la civilización egipcia pudiera no ser el producto de una generación espontánea sino el final de una trayectoria de tradición. Y como esto no es posible, pues la tecnología de las tribus nilóticas sólo llegaba a producir puntas de flechas de sílex, hay que pensar en otra civilización más desarrollada incluso que la nuestra, de origen atlante o, quizás, extraterrestre.
LA CÁMARA DEL REY: ¿LABORATORIO GEOTÉRMICO?
No cabe duda de que la meseta de Giza está edificada y dispuesta de tal modo que sigue a la perfección un plan preciso. Pese a que algunos arqueólogos piensen que cada faraón situó su pirámide al libre albedrío, las relaciones geométricas entre todos los monumentos de Giza corresponden a un intrincado proyecto que aún está por descubrir. Pero si las nueve pirámides de Giza fueron construidas por el mismo arquitecto, debemos pensar que a la Gran Pirámide la dotó de una particular técnica que dejó absolutamente aislado su interior del exterior. Porque, según todos los indicios, tan colosal monumento sirvió como factoría de una energía muy especial.
El tanque de granito es más grande que los corredores que llegan hasta la Cámara del Rey. Los violadores de tumbas pudieron llevarse todo el ajuar que encontraron (momia incluida, oro y riquezas en abundancia), pero el supuesto sarcófago no. El ingeniero que diseñó la pirámide le concedió una importancia inusual, por ser el centro donde se acumulaba la energía suministrada por la máquina piramidal.
El doctor argentino José Alvarez López mantiene la tesis de que en la Gran Pirámide se realizaban experimentos nucleares. Según este profesor, no existe en el entramado de cámaras y pasajes del monumento ningún elemento que sobre o que falte para la consecución de tales propósitos. La Gran Pirámide, como todas las centrales nucleares, funcionaría como una máquina de vapor. En primer lugar, el átomo de uranio se transforma en plutonio y produce energía térmica (calor) que calienta agua a alta presión. Normalmente, se utiliza agua pesada que calienta la caldera de una máquina de vapor. Las cámaras inferiores de la Gran Pirámide serían la caldera, mientras que la Cámara del Rey contendría el equivalente al reactor atómico.
Se ha hablado mucho, demasiado, de la utilidad de los llamados «canales de ventilación» de las cámaras del Rey y de la Reina. Los investigadores Bauval y Gilbert, tras enrevesados cálculos donde no falta la manipulación de los datos angulares obtenidos por el robot del ingeniero alemán Rudolf Gantenbrink en el interior de los canales, aventuraron su hipótesis de que los cuatro canales apuntaban con «toda exactitud» a cuatro estrellas situadas en los hemisferios norte y sur, elaborando así la llamada teoría de Orión. El problema es que el canal sur de la Cámara del Rey, el que apunta precisamente a la constelación de Orión, recorre toda la pirámide con un ángulo de 45°, es decir, con la diagonal resultante de avanzar un metro hacia el sur mientras que se sube un metro hacia arriba. El canal norte tiene un ángulo de algo más de 39° como resultado de llegar desde la propia Cámara del Rey hasta, exactamente, la misma hilada de bloques donde desemboca el canal sur igual ocurre con los canales que parten de la Cámara de la Reina, que iban a dar a la misma hilada antes de taponarse desde el exterior. Extraño procedimiento de apuntar a unas estrellas con unos canales que están acodados incluso hasta dos veces. Según el profesor Alvarez López, la Cámara del Rey, esta supuesta cámara de energía nuclear, debía disponer para su perfecto funcionamiento de dos canales o toberas que la comunicaran con el exterior. Uno para la salida del vapor y otro para la adición del refrigerante. Los sistemas de seguridad implantados en el proyecto justifican el enigma de por qué los canales de ventilación de la Cámara de la Reina estaban cerrados. La respuesta la encontramos en los motores de explosión de nuestros automóviles. En caso de un exceso de presión o de temperatura, en lugar de estallar o rajarse el bloque del motor, los tapones de seguridad saltan para evacuar la presión, evitando el peligro de explosión. En caso de que en la pirámide se produjera un exceso de presión, los tapones de la Cámara de la Reina saltarían y el vapor recorrería los canales hasta llegar al exterior. En algún momento, estos canales se cerraron con unos tapones que fueron los que descubrió el robot de Gantenbrink.
Precisamente para entrar en la Cámara de la Reina hay que descender un escalón. La sala se encuentra más baja que el canal horizontal por el que se accede a ella, posiblemente para permitirle almacenar líquidos. El corredor tiene sus paredes impregnadas de una solución de base salada. Tanto en las cámaras de descarga como en el pozo existen todavía restos de unas extrañas estalactitas. Su sabor es también salado. Se suele explicar, con poco éxito, que los bloques de la pirámide provienen de la calcificación de un lecho marino, por lo que todas las piedras contienen gran cantidad de fósiles y es por ello que rezuman sal. Pero las estalactitas llegan a medir 10 centímetros de largo y surgen de las grietas entre los bloques. Su goteo ha producido extrañas formas y su profusión hace pensar en los experimentos que se podrían haber realizado en el interior del monumento.
El prisionero de la pirámide
A los muchos enigmas referentes a la construcción y al propósito de la Gran Pirámide de Gizeh, se añadieron dos más tras su terminación. Todas las teorías relacionadas con ellos, al estar basadas en la suposición de que la pirámide era una tumba real, muestran imperfecciones y deficiencias. Y es que creemos que las respuestas no se encuentran en los relatos de los faraones, sino en los de los dioses.
Las distintas referencias que, sobre la Gran Pirámide, aparecen en los escritos de los cronistas clásicos griegos y romanos atestiguan la familiaridad que se tenía en sus tiempos con la entrada de la piedra giratoria, el pasadizo descendente y el foso subterráneo. No se sabía nada de todo el sistema superior de pasadizos, galerías y cámaras, dado que el pasadizo ascendente quedó taponado con tres grandes bloques de granito y camuflado con una piedra triangular, para que nadie que bajara por el pasadizo descendente llegara a sospechar que existía una entrada a un pasadizo superior.
En aquellos tiempos, la tierra estaba habitada por una especie de homínidos. Ellos se alimentaban de hierbas y estaban en perfecta armonía con la naturaleza y con los animales. Se comunicaban telepáticamente con ellos y ellos los respetaban.
Del espacio vinieron estos Anunnakis (De las Pléyades, del planeta Nibiru) a colonizar la tierra en busca de oro hace 500.000 años atrás, puesto que en su planeta, producto de las constantes guerras su cielo había sido destruido, por lo que constantemente esparcían polvo de oro en la estratosfera niburiana para evitar que entrase la radiación cósmica. Estos seres eran de la raza reptil (Por eso que en egipto como en todas las culturas era venerada la serpiente, lagarto o dragón).
Comenzaron con la extracción de oro en Terra y por el esfuerzo que demandaba la extracción, se aburrieron y pensaron en una forma de alivianar su carga. Se les ocurrió manipular geneticamente al homino primitivo africano y crearon una nueva especie que ellos denominaron "Los lulus" que rescataba lo mejor de ADN reptil con la raza humana para crear un ser perfecto. A estos humanos se les limitó para que fueran fuertes, inteligentes pero sumisos. ¿Cual era la finalidad de esto? Usarnos como esclavos para la extracción de oro.
Muchos de éstos annunakis copularon con los humanos creando una raza Híbrida, hombres de mayor tamaño los cuales fueron los líderes de reinos en la antiguedad.
Craneos Nephilim
Nota: Muchos cientificos dicen que los antiguos habitantes se colocaban tablas para deformarse el craneo y a ésto atribuyen estos cráneos encontrados.
Esto es cierto, lo hacían pero con la finalidad de parecerse a ellos. Lo extraño es que si deformas tu craneo, este se deformará pero su volumen no va a variar por lo que la tesis queda nula.
Si observas estos craneos, observarás que es notablemente más grande que un craneo humano y aunque te deformes el craneo, es imposible que aumente su volumen. ¿Se entiende?
Luego, estas familias reales anunnakis, se hicieron pasar por Dioses y empezaron a disputar las tierras en terra, y enviaban a los humanos a la Batalla. Ellos se divertían cual lo hacian los dioses griegps. Se crearon conflictos y luchas por las clases sociales y por la "sangre real reptil" (Linaje).
Hasta que uno de los Anunnaki, Enlil; que era el de mayor jerarquía en la Tierra, se enojó a tal extremo ya que no soportaba la idea de que los humanos se estuvieran igualando a los anunnakis, eso sumado a la capacidad telepática humana, podríamos ser una gran amenaza en el futuro.
En ese período, la tierra estaba por pasar por un cambio polar y Enlil se enteró de lo que estaba por ocurrir, pero lo mantuvo en secreto, hasta que vino el cambio y por consiguiente el diluvio y murieron casi todos los seres humanos (lulus). Pero se salvaron algunos con ayuda del hermano de Enlil, "Enki", y guardaron animales en pares (genéticamente) para luego volver a reproducir lo que estaba creado.
Nuevamente y despúes de disputas familiares, se decidió nuevamente poner a los Lulus (humanos) en terra y comenzar su producción en masa. Pero las cosas fueron empeorando. Ahora los hijos de Enlil y Enki empezaban su lucha por el control de terra. Uno de ellos era Marduk quien tenía una capacidad innata de influencia sobre los demás, incluso sobre su padre.
Cuando los Anunnaki volvieron al Edin, la llanura entre el Tigris y el Eufrates, después de que ésta se secara lo suficiente tras el Diluvio, se refundaron las Ciudades de los Dioses siguiendo exactamente los planos antediluvianos.
La primera en ser reconstruida fue Eridú, la ciudad de Enki; y fue allí, según creemos, donde se tomó la trascendental decisión de concederle la civilización a la Humanidad; el momento, según muestran las evidencias arqueológicas, tuvo lugar hacia el 3800 a.C.
Pero acatando la decisión de los Dioses, la Realeza de los hombres tenía que originarse en una ciudad de hombres, y ésta fue una nueva población llamada Kis. La fecha se selló con la concesión de un calendario para la Humanidad, un calendario diseñado en el «centro de culto» de Enlil, Nippur. Comenzó a contar el tiempo en el 3760 a.C.
En La lista de los reyes Sumerios se registran los repetidos traslados de la capitalidad de la nación de una ciudad de los hombres a otra en Sumer. Estos cambios tenían algo que ver con la fortuna y con los cambios de autoridad entre los mismos Dioses, o incluso por las rivalidades entre ellos, tanto en la Primera Región (Mesopotamia y tierras vecinas), la Segunda Región (el Valle del Nilo) y la Tercera Región (el Valle del Indo), donde las civilizaciones se establecieron hacia el 3100 a.C. y el 2900 a.C. respectivamente.
Latente por debajo de la superficie y con erupciones violentas esporádicas se hallaba el conflicto entre Marduk y Ninurta, los herederos de Enki y Enlil respectivamente, que tomaron como propia la antigua rivalidad entre sus padres. De hecho, no hubo Paz en la Tierra hasta que Marduk (el causante de la muerte de Dumuzi) fue sentenciado a ser enterrado vivo dentro de la Gran Pirámide sellada, sentencia que sería conmutada por la de exilio. Fue el mismo castigo (destierro a una tierra distante de America ) que Marduk le había impuesto a su hermanastro Ningishzidda/Thot, que cruzó los océanos para convertirse en el Dios Serpiente Emplumada (Quetzalcóatl) de Mesoamérica.
Fue durante ese período de relativa paz, que comenzó con el inicio del tercer milenio a.C, cuando la civilización Sumeria se extendió por las tierras vecinas y floreció bajo el reinado de grandes reyes, como Gilgamesh. Pocos siglos después, la expansión hacia el norte incorporó a las tribus semitas; y hacia el 2400 a.C, se formó una nación aún mayor, bajo un rey justo (Sharru-kin), Sargón I, con capital en la nueva ciudad de Agadé. A partir de entonces, se conocería a la nación como el reino unificado de Sumer y Acad.
Se han encontrado numerosos textos, la mayoría fragmentados, que dan cuenta del curso de los acontecimientos en los siglos siguientes (tanto en los asuntos de los Dioses como en los de los hombres). El centro del imperio siguió cambiando.
Marduk ambicionaba tener el control de todo. Por lo que se metió en los sueños de los lulus diciendoles que sus dioses no eran dioses, eran simples extraterrestres y los lulus (humanos) al día siguiente se juntaron sin haberse puesto de acuerdo de a miles en un lugar de Babilonia y empezaron a contruir una torre gigante como protesta ante los dioses. Enlil al ver esto bajó y ordenó detener la obra pero para su sorpresa los humanos no le hicieron caso, por lo que subió a su nave y disparó con su arma de plasma y destruyó la gran torre de babel matando de paso a los humanos que se encontraban en el perímetro. También pusó un campo de energía y le quitó a los humanos su capacidad para comunicarse telepáticamente, por lo que tuvieron que idear nuevas formas de comunicación en base a lo oral.
A través de guerras, Marduk tomó el poder de Mesopotamia, egipto, la india, africa, incluso del control de Nibiru mismo y de las pleyades con su ejercito de clones de el mismo. Hasta que Enlil en un intento desesperado se decidió a arrojar la Gandiva, una bomba de destrucción masiva que nuevamente elimina casi a la totalidad de los seres humanos.
Los de Sirio y la confederación intergaláctica supieron esto y pusieron una malla electromagnética en la tierra para protegerla y castigaron a los Anunakis por interferir en el proceso natural de la humanidad y en su libre albedrío. Su castigo fue quedar estancados sin poder evolucionar. Ahora deberían ayudar a la humanidad a corregir el error sin interferir en el albedrío. A Marduk se dejó como dueño y soberano de la tierra y se hizo pasar por muchos nombres, el gran dios RA, el Grande y una infinidad de nombres grandiosos. Usó el miedo y el terror para gobernar ya que se dió cuenta de que la energia humana era muy apetecible. Es el llamado señor de la oscuridad.
Los textos dicen que las pirámides fueron hechas inicialmente para establecer una comunicación con su Planeta y para dar energía a su estación espacial usando unos cristales vibrantes y se a descubierto que canaliza energias, es decir, si existe ambiente hostil alrededor de las pirámides éstas amplifican el nivel de vibración. (Las elites actualmente hacen sus rituales en pirámides y en pisos cuadriculados blanco y negro (unión de 2 dimensiones). Si observas tu ciudad puedes encontrar pirámides arriba de edificios y construcciones. Estas absorben la energía negativa y las amplifican).
Por el contrario, las mezquitas y templos utilizan cúpulas o Domos. Los domos son catalizadores de energía positiva y beneficia a la concentración y la meditación.
Las pirámides no tienen 5000 años como dicen los libros de historia. Tienen más de 15.000 años. Las rocas que conforman las pirámides no pueden datarse con carbono14 ya que éstas rocas poseen escaso carbono como para datarlas. Pero las piramides submarinas si se pueden datar por el coral que se forma en el momento de hundirse. (a ésta si se le puede aplicar carbono 14) Y se han encontrado pirámides hundidas en Japón con mas de 15000 años de antiguedad. ¿A que no lo sabías?
Estas pirámides tienen más de 15.000 años de antiguedad.
En China igual se han descubierno pirámides. El gobierno Chino no quizo que se divulgara esta información por lo que mando a plantar cosechas arriba de las pirámides. Obviamente, el satélite igual captó las imágenes.
Estas son las famosas pirámides de Xiang
Ahora los cientificos descubrieron una de las ciudades que se podrían transformar en las más antiguas del mundo, frente a las costas de la India
La ciudad de Dwarka, la India
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